Por: Jonathan Colina
Shalom, a lo largo de nuestra vivencia en este plano terrenal hemos asumido y forjado ciertos criterios de vida y que a su vez vienen a transformarse en conducta, modo o estilo de vivir.
Consecuentemente hemos atravesado por diversas situaciones que nos han depositado paradigmas mentales y que en base a ello muchas veces queremos evaluar la vida, pero no entendemos que para comprenderla desde su verdadera esencia debemos tener una concepción espiritual.
Todo esto se evidencia cuando en momentos importantes, bien sea ocasiones especiales, bienvenida a familiares lejanos, recibimientos de cualquier autoridad o líder, estamos expectantes al traje, vestuario o ropa que nos colocaremos en dicha ocasión.
Así mismo con antelación solemos prepararnos y más aun si gran parte de la actividad depende de nosotros o también porque tendremos cierta intervención o presentación ante “altas” personalidades. Tanto así que nos preparamos con esmero, dedicación y constante practica, porque creemos que es una vivencia importante y por lo que nos cuidamos de cada detalle, por muy mínimo que sea. Si esta es la realidad en el plano terrenal, ¿no será aun más importante para el plano espiritual? y como dijo el Mashiaj: … porque en los negocios de mi padre me es necesario estar”… (Lucas 2:49)
Evidentemente así ha sido, porque creemos que si lo hacemos para las actividades u ocasiones de este sistema pasajero, cuanto más para una ocasión especial donde esta netamente conectada con los cielos y donde a quien recibiremos no es a cualquier autoridad, familiar u otro, sino al Mashiaj, el enviado, el gran justo, el Rey de Israel.
Es por ello que también nos preocupamos por el traje que hemos de colocarnos para esta gran ocasión, esta cita con el rey, por eso nos hacemos preguntas como, ¿y qué me pondré hoy? Otros de manera afirmativa solemos decir: ¡no tengo nada que ponerme! sin entender que vinimos desnudo a este mundo y todo lo que tenemos es ganancia.
Por tanto, es de mucha expectación el traje físico para recibir al rey, ¿pero estaremos haciendo mayor énfasis en el verdadero traje? ¿En el traje espiritual? ¿será que con la misma pasión terminamos de preparar nuestro traje de boda?. Es así que, si realmente hacemos énfasis en el traje físico para recibir al rey, cuanto más debemos hacerlo con el traje espiritual, puesto que de ese traje si depende nuestra entrada al reino.
Es por ello que el Mashiaj lo mostró a través de una parábola, enseñando que en medio de una ocasión especial como es la boda estaba uno que no estaba vestido de bodas y fue sacado por no calificar a ese gran momento (Mateo 22:1-13).
Nuestro mayor esfuerzo y énfasis debe ser en el traje espiritual, la vestimenta de lino fino que representa las acciones justas de los santos (Apocalipsis 19:8), de aquellos que esforzaron por apartarse del sistema pasajero y consagrarse al Rey. Pero entendemos que un justo no nace, sino que se hace justo porque a pesar que se cayó aprendió a amar la justicia y se afianzo en las instrucciones justas (Torah) de aquel que es justo y que todo lo hace con justicia eterna.
- Lo importante es siempre tener vestiduras blancas (Apocalipsis 3:18) y no caer en el error de la congregación en sardis, sino marcar la diferencias como unos pocos que se guardaron en medio de ellos:
Sé vigilante, y consolida las otras cosas que estaban a punto de morir, porque no he hallado tus obras perfectas delante de mi Elohim. Por tanto, recuerda lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, llegaré como ladrón, y no sabrás a qué hora llegaré sobre ti. Pero tienes unos pocos nombres en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo de blanco, porque son dignos. El que así venza se vestirá con vestiduras blancas, y no borraré jamás su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus santos ángeles (Apocalipsis 3:2-5).
- Debido a que el tiempo está cerca, poder afianzarnos en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:24), “el que es santo, santifíquese aun mas y el que es justo sea aun más justo” (Apocalipsis 22:11)… Y nos muestra la escritura: Bendecido el que lee y los que oyen las palabras de la profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca (Apocalipsis 1:3).
- Debemos velar justamente y no apartarnos del propósito ni del enfoque espiritual de este día (1 Corintios 15:34).
Así que, solo nos queda alistar nuestro traje espiritual, para no ser de aquel que no estuvo vestido de boda y fue sacado, al contrario, tener el traje de boda, estar vestido de dignidad y honor.
Que seamos como esas ovejas que fueron colocadas a la derecha para ser bendito de Adonaí, ser como esas vírgenes prudentes que prepararon sus aceites en espera de su esposo. Por tanto, ¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque las bodas del Cordero han llegado, y su Esposa se ha preparado ( Apocalipsis 19:7-8).
El verdadero traje de Iom Teruah no es físico, es espiritual. Que podamos estar preparados para este gran momento, este magnífico acontecimiento, donde el rey descenderá de los cielos con toque de shofar y donde “los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”. El que tiene oídos, oiga (Mateo 13:43).
Jag Sameaj Iom Teruah! @jonathanor7