lunes, 7 de febrero de 2011

El Verdadero Amor




Moréh Jonathan Colina 



¡Porque fuerte como la muerte es el Amor! 


…este verdadero Amor es lo que hace que las cosas permanezcan... 



Shalom, he querido plasmar este pequeño escrito como resultado de la mala apreciación que se tiene hoy día sobre “EL AMOR”, mucho se habla de este término, pero poco se expresa y se vive en medio de las relaciones existentes en esta edad presente. 

Por ende, se tiene una apreciación de lo que es el amor, mas en si no se llega a comprender tal cual la dimensión significativa del AMOR, lo que en verdad es un amor genuino, fundamentado en una acción sincera y real, siendo la base primordial el creador y constructor del amor; nuestro Padre celestial. 

Cantares 8:6-7: Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo. Porque fuerte como la muerte es el amor; inconmovible como la Fosa es la pasión. Sus brasas son brasas de fuego; es como poderosa llama.  Las poderosas aguas no pueden apagar el amor, ni lo pueden ahogar los ríos. 

El Amor es un vinculo perfecto, por eso el amor que se expresa en el libro de cantares es tan fuerte como la muerte y que muchos ríos no pueden ahogar; pues también es visto como esa llama intensa que aun el agua no podrá apagar. 

El verdadero amor es por voluntad y es más profundo que los sentimientos románticos más efímeros, pues es más que un impulso temporal, va mas allá de tomar una decisión de unir tu vida a la de otra persona, aun sabiendo que la misma te lleva al compromiso y responsabilidad, hasta el punto que se expresa como un sello en nuestro corazón y brazo, esto se debe a la representación de poder y autoridad sobre la persona, algo así como una firma, un contrato de unión imborrable y fiel; a esto se le llama amor genuino. 

En el Verdadero amor, más que amar en la carne es amar en el interior de la persona, es amar por lo que alguien es internamente y no como muchas veces se aprecia amando mas por lo que es físicamente, por su belleza externa que en algún tiempo no muy lejano desaparece y envejece. 

Efesios 5:2 “y vivan una vida de amor, así como también el Mesías nos amó; en verdad, se entregó como ofrenda en lugar de nosotros”

El verdadero amor no tiene nada que ver con fantasía ni pretensiones, es simplemente amor, verdad y justicia. Amar en el lenguaje hebreo es Ahava y significa dar, pero ese dar es de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio.


Esta expresión Ahava en guematria tiene un valor numérico de 13,  el mismo valor numérico de la expresión Ejad que significa uno, unidad.

De esta manera aprendemos que solo el amor entre dos personas, les permite llegar a la unidad, porque cuando los dos dan de forma desinteresada entonces complementan su ser hasta lograr ser uno.


Por eso, también el Mesías se negó a su propia voluntad y aprendió la obediencia y sumisión, hasta el punto de dar (Ahava- Amor) la vida por su esposa.

Y esa acción no solo le demostro una muestra de amor hacia ´su Padre, sino que a través de ese amor llego a ser uno con El.

Pero también con ese acto de amor al dar su vida por nosotros, desea que también con amor podamos obedecer y ser uno con ellos.

Por eso el dice: Que ellos sean uno como tu y y yo somos uno. Esa unidad solo puede llevarse a cabo cuando le amamos y guardamos su Palabra.

De alli que no podemos hablar de amor, dejando a un lado el pensamiento de su creador (La biblia), ¿cómo utilizar un instrumento o herramienta sin conocer el pensamiento del autor o creador a través del instructor? Asimismo es en este caso, ¿cómo utilizar un vínculo tan perfecto como el Amor? si ignoramos al creador y su instrucción que nos preserva las relaciones en todos los ámbitos de nuestra vida. Por eso vemos tantos fracasos y decepciones en la mayoría de las relaciones, y nadie se escapa de ello, mayormente cuando ese amor no está fundamentado en la base del Padre celestial. 

Por ello, el amor a pesar de ser el vínculo más perfecto, tiende a confundirse en las relaciones con tales expresiones como ILUSIÓN, OBSESIÓN, APEGO, DEPENDENCIA, COSTUMBRE, HÁBITO Y HASTA ADICCIÓN, así como también el uso de la expresión “Te amo” como un disfraz para destrucción, careciendo de sinceridad y guiados por diversas convicciones, placeres y actos carnales, pero no vemos un ACTO DE AMOR DONDE SE REFLEJE UNA RELACIÓN INTEGRA Y PURA; DONDE LOS BUENOS DESEOS SON REALMENTE GENUINOS, Y NO UN ACTO DESTRUCTIVO Y DESPIADADO. 

El verdadero amor no se demuestra en palabras, sino en hechos contundentes y reales, así como lo establece el Padre celestial en su voluntad: 

1 Corintios 13:4-8 El amor es sufrido, el amor es bondadoso, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no actúa indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra en la injusticia, sino que se regocija con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.

El amor es sufrido al ser paciente con los defectos y errores de las personas, resistiendo a lo malo y sus desperfectos, exaltando sus virtudes y dejando que los defectos los corrija el Padre celestial. 

El amor es benigno, porque siempre va enrumbado a hacer el bien, a cumplir el propósito por el cual existe, dando siempre lo mejor de sí mismo a pesar de las adversidades y los tropiezos. 

El amor no tiene envidia, ya que se expresa por la seguridad mutua que existe, no hay temor ni miedo, no existe desconfianza ni celos, solo pleno convencimiento. 

No es jactancioso, ya que posee la cualidad de guardarse en sí mismo, no se anda divulgando, solo se vive y expresa con hechos y no con palabras, sobre todo se evidencia por su humildad y madurez. 

El amor no es indecoroso, ya que evita tratar a otros con arrogancia; no se comporta con violencia, sino son corrección, amabilidad y misericordia. 

El amor no busca lo suyo, al no suplicar en sus derechos o demandar superioridad alguna; al contrario es generoso, se tiene claro los compromisos adquiridos, no es necesario imposición, sino se demuestra sujeción, compromiso y honor. 

El amor no se irrita; no es malcriado, grosero ni enemigo, en los momentos de adversidad se mantiene la sabiduría, la prudencia, y decoro. 

El amor no guarda rencor porque no lleva un registro de los malos momentos y actos sufridos, sino que erradica el resentimiento, la amargura, el orgullo y el odio. 

El amor no se goza de la injusticia, no se alegra de la desgracia ajena, ni propaga murmuración maliciosa ni inmoral, sino se goza de la verdad, su delicia es practicar el bien e impartir la justicia y destacar la firmeza. 

El amor todo lo sufre, al valorar y sostener a otros, proveyendo defensa ante las circunstancias difíciles. No piensa la malicia, sino más bien cree y piensa lo mejor y positivo de otros. 

El amor todo lo espera, no se desanima ni decepciona, cree y se esfuerza por cumplir la meta y el propósito. 

El amor todo lo soporta porque persevera y permanece honrado hasta el final, siempre confía, siempre aguarda esperanzado. 

Este profundo y apasionado vínculo, llamado amor comprende carácter, fidelidad, firmeza ante la tentación, apoyo en la adversidad y su integridad es tal que se expresa en pureza. Conlleva el acto de dar en todo momento, pero un dar mutuo entre personas, pues el mismo es completo, verdadero y permanente y debemos cedernos lo suficiente para así vivirlo en su máxima y genuina dimensión. 

Nuestro Amado Padre celestial lo estableció, no tan solo para hablarlo sino para vivirlo, expresarlo a través del respeto, comprensión, cariño, confianza y la unión para cumplir con su rol. Así es el amor, que en su máxima expresión es una serie de elementos que conforman un todo, y que cada uno debe estar operando de tal manera que el vínculo sea realmente fructuoso. 

El amor se convierte, entonces, en la base y fundamento de toda interacción, tanto en la relación con nuestro Padre celestial como también en la vida de los seres humanos, en una necesidad íntima e integral, que va más allá de las exigencias fisiológicas. 

Es importante resaltar en la escritura cuando establece “Amar al Eterno, con todo el corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestra mente” “y al prójimo como a nosotros mismos” (Mateo 22:36-39). 

Cabe destacar que Amar al Eterno con toda el alma, es amarlo por nuestra sujeción, yendo mas allá de lo material o lo existente en esta edad pasajera, inclusive entregando nuestra vida a Él para servirle espíritu y verdad, para ello es menester sujetar nuestra mala inclinación, ese ser altivo y prepotente que se resiste a morir, he allí cuando le amamos con nuestra alma, al disponerla y doblegarla para que se sujete a la instrucción del Creador. 

Amarlo con “todas nuestras fuerzas” o “posibilidades”, se comprende, por un lado, con todas tus posesiones: riqueza, conocimiento, profesión, actos y realizaciones; y por otro, en toda tu dimensión, que nuestro ser alabe y sirva al Eterno por lo que es y lo que El hace en nuestras vida, como dijo el salmista: Todo lo que respire alabe al Eterno. 

Por lo tanto, el amor hay que probarlo con hechos, esfuerzos y privaciones. Si amamos al Eterno solo cuando él nos da y beneficia, no le amamos sinceramente, sino que amas lo que de Él recibes, pero si también cuando El nos pone a prueba y nos manda cosas que no nos gustaría recibir, a pesar de todo le seguimos amando; ese es un amor sincero. 

El amor al Padre con todo el corazón y mente debe ser incondicional, precisamente debe ir fundamentado en el honor de obedecer su instrucción, para ello es menester alimentar nuestro corazón engañoso con su voluntad y de esta manera pueda ser procesado y la mente transformada y renovada para el cumplimiento de sus directrices. 

Todo este amor se refleja en la obediencia, El mismo Mesías dijo, “si me amas guarda mis mandamientos”, de esta manera podemos comprender que EL AMOR AL PADRE SOLO SE DEMUESTRA POR LA OBEDIENCIA A SUS PRINCIPIOS. 

1 Juan 5:3 “Porque amor al Eterno significa obedecer a sus mandamientos. Además, sus mandamientos no son gravosos” 

Por otro lado el amor a tus seres queridos también conlleva un acto genuino, tanto a tus padres terrenales al momento de obedecerlos, compartir, impartir cariño, estar atento y velar por ellos; a tu familiares en general, al compartir, reunirse para pasar momentos gratos, poder sobrellevarse a pesar de los problemas y ayudarse mutuamente; a tus amigos en la muestra de hermandad, compañerismo, ayuda tanto en las buenas como en las malas, compartir momentos amenos, apoyarse en situaciones difíciles y experimentar solidaridad y respeto; a tus Pastores y Maestros, siendo un colaborador, un apoyo para el cumplimiento del diseño celestial, honrándolo con tus bienes, y teniendo realmente una relación paternal, asumiendo siempre la corrección porque es para nuestro bien. 

En fin, a todos los seres humano, pues merecen amor, dignidad y respeto, por lo tanto debemos amarlos a pesar su condición, recuerda que el Padre nos ama a todos a pesar de nuestras infidelidades y desobediencia. 

1 Juan 4:7-9 Amados, amémonos los unos a los otros; porque el amor es del Eterno; y todos los que aman tienen al Eterno por Padre y lo conocen. Los que no aman, no conocen al Eterno, porque El es amor. Así es como El Eterno mostró Su amor para con nosotros: mandó su único Hijo al mundo, para que por medio de El pudiéramos tener vida. 

Así que, la indiscutible muestra de un verdadero amor, es y seguirá siendo el favor del Padre celestial a nuestras vidas, El fue quien nos amo primero, por lo tanto no podemos hablar de un amor genuino si aun no hemos comprendido el sacrificio y lo que tuvo que pagar su hijo El Mesías por la humanidad; esa es una muestra autentica de amor, DAR LA VIDA POR ALGUIEN… 

Este verdadero amor carece de temor, posee seguridad, confianza, fidelidad y esperanza, como lo establece la escritura: 

1 Juan 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no se ha perfeccionado en el amor. 

Este verdadero amor no contiene interés, porque si de alguna manera depende del interés, desaparece con el interés que lo ha estimulado. En cambio, cuando el amor es puro y desinteresado, es eterno… 

Todos en esta vida somos diferentes, y el Eterno para cada persona ha establecido su complemento, no podemos esperar anhelar alguien perfecto, solo saber discernir quien nos corresponde y a pesar de su condición lograr descubrir sus virtudes, esencia y cualidades internas, de esta manera aprenderemos a ver perfectamente una persona imperfecta. 

Seamos muy sabios a la hora de discernir el verdadero amor y vivamos una relación plena y verdadera. 

1 Corintios 13:13 Pero por ahora tres cosas permanecen: Fe, Esperanza y Amor; y la más grande es el AMOR. 

¡NO OLVIDES NUNCA QUE EL AMOR ES VERDADERO Y ETERNO, PORQUE EL ETERNO ES AMOR Y VERDAD! 

Bendiciones a sus vidas… @Jonathanor7

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