viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Hijo sabio o burlador ante la corrección del Padre?


Shalom, en este camino en el cual hemos entrado a través de la gracia del padre, y por los meritos del Mesías, no es tan fácil transitarlo, pero tampoco imposible, ciertamente llegamos en diferentes condiciones, caracteres, temperamentos, creencias y un sinfín de actitudes que no van en línea con la escritura, pero es nuestro deber moldearnos conforme a la instrucción de nuestro padre celestial, para llegar a cumplir el propósito por el cual fuimos escogidos.

Lo difícil de todo esto, es cuando el padre nos comienza a corregir y transformar pues es evidente la demanda que nos hace pero en base a ello debemos cedernos para así lograr hacer grandes cosas para Él, el asunto es que nos cuesta doblegarnos ante su voluntad y morir de nuestra vida antigua, olvidando el pasado y viviendo en la dimensión de esta nueva condición que el padre nos ha otorgado por amor a su gran nombre, pero no actuar como un cobarde que muere muchas veces, sino morir como un valiente que solo muere una sola vez; es decir su cobardía se demuestra en su inconstancia y en el vaivén y casi siempre cuando llega dice que ha cambiado, cuando no es así porque se engaña a sí mismo, en cambio el valiente decide cambiar y se esfuerza a pesar que el proceso sea muy duro y doloroso; pero ciertamente es necesario porque hasta que no estemos dispuesto a morir no podremos vivir para El Eterno.

Por ende es de sumo propósito asumir la corrección de nuestro padre, pues simplemente El lo hace porque nos ama y desea lo mejor para sus hijos, el asunto es que no hemos entendido lo que la escritura establece “Hijo mío, no desprecies la disciplina de tu padre ni desmayes cuando seas reprendido por El, porque el padre corrige a los que ama y disciplina a todos los hijos que El recibe”, entonces si queremos hacer grandes cosas para nuestro padre debemos aceptar todo lo que viene de Él, porque es para nuestro bien hasta que El Mesías sea formado en nosotros.

El problema es que nos hacemos la vista gorda a todo lo que el padre establece en su corrección y es más fácil huir, flaquear, desmayar y no seguir transitando el camino, porque nos parece doloroso por lo fuerte que es, y más bien nos hacemos más débiles, pero es evidente que “en el momento, ninguna disciplina parece ser motivo de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de rectitud y shalom a los que se han dejado moldear por ella” (Hebreos 12:11), lo triste de eso es que muchos no quieren ser moldeados por el padre, a pesar todo lo que han recibido y todo el propósito que tienen, la acción más fácil es huir, demostrando solo cobardía y burlas delante de la corrección, careciendo de sabiduría por la falta de temor, y siendo un necio en su propia opinión; evidentemente “aquel que ama el conocimiento ama la disciplina, pero el que odia la corrección es un necio” (proverbios 12:1), pese a ello ¿como estas tomando la corrección?, ¿como un sabio para rectificar, o como un burlador que sigue en sus acciones contrarias? Ten en cuenta un hijo sabio es por la disciplina de su padre; un burlador nunca oyó corrección (Proverbios 13:1). Berajot!

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