Por: Jonathan Colina
Shalom, en este camino en el cual nos hemos hecho parte por los meritos del Mesías a través de su sacrificio, y por ende somos investidos de su justicia para comenzar a transitar el proceso de santificación, pasamos por ciertas circunstancias, resistencia al proceso, aborto en la formación recibida, molestias por la dura palabra que recibimos, pero es claro que el Padre nos está formando conforme a su propósito, pues ciertamente todo al que recibe por hijo lo azota y corrige, de esta manera hacer en el conforme a su voluntad.
Muchas de las personas no entienden esto y más fácil ha sido apartarse de esta senda de justicia, creyendo que están bien, sin embargo lo triste de todo ello es que tratan de atentar contra la autoridad, logrando verlo como un enemigo, injuriándolo en gran manera, lo que desconoce es que están atentando contra el propio Padre. Es así como comienzan a actuar como el hijo perdido, dejando a un lado los banquetes del reino para comer las migajas de las tinieblas, actuando de manera inmunda e injusta al tomar decisiones fuera del abrigo del altísimo. Todo ha sido como resultado de la soberbia, desconociendo que la misma es una forma de idolatría ya que han puesto en un altar su propio ego, arrogancia y orgullo. Por ello creen tener la verdad y de alguna manera piensan que son superior a los demás, por eso su actitud despectiva y arrogante, pero es evidente que esto viene como resultado del estancamiento espiritual al no obedecer la Torah (Instrucción), pues escrito esta: “a fin de no actuar con arrogancia hacia sus hermanos…” (Deuteronomio 17:20).
No debemos ser muy sabios para darnos cuenta que todo esto se evidencia dentro de la misma congregación, y como hijos del reino es menester discernir muy bien la actitudes arrogantes, orgullosas y soberbias provenientes nada más y nada menos de los mismos hermanos y que ahora se han convertido en enemigos íntimos del camino de la verdad.
Lamentablemente la soberbia la demuestran al abrir su boca, hacen creer que el Eterno les habla y realmente el Padre está muy lejos de ellos.
Mayormente está actuando en contienda y nadie le puede corregir ni enseñar, el piensa tener la razón de todo (Proverbios 13:10).
En muchas de las ocasiones se burla de los demás, menospreciando y condenando los errores de otros (Proverbios 21:24).
Su actitud es desobediente, no es sumiso a ninguna autoridad, cree que lo sabe todo, por eso no acepta los consejos (Deuteronomio 17:12).
Quedara solo porque nunca acepto la ayuda de otros y por su actitud errada los alejo de sí mismo (Jeremías 50:32).
Tarde o temprano le llega su deshonra (proverbios 11:2).
Al soberbio el Eterno lo dejara caer de sus alturas, pues se siente autosuficiente por los bienes que ha adquirido, creyendo que viene de parte del Eterno, cuando eso mismo se transformara en su propia destrucción y miseria (Jeremías 49:16).
Si mantiene esa posición tarde o temprano le llegara su hora; su castigo por parte del Padre justo (Jeremías 50:31).
Así que, en el camino del Eterno solo hay dos condiciones; o eres un hijo que aceptas la corrección y los azotes por parte de tu Padre celestial para moldearte y formarte conforme a su propósito, o más bien te conviertes en un bastardo que se resiste a la corrección y disciplina, por la dureza, rebeldía y orgullo que hay en tu corazón. ¡O PAGAS EL PRECIO DE LA HUMILLACIÓN O SIGUES SIENDO UN SOBERBIO Y ALTIVO!
Recuerda que, El Padre se opone a los soberbios y le concede de su gracia a los humildes para retomar la senda de justicia, caminar en santidad y entrar al reino, los soberbios viven en su mundo de fantasía y en su falsa altura espiritual, sin cansarse se pisotear la sangre del Mesías.
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