Shalom, si hay algo que debemos tener presente a cada instante es el hecho de hablar cosas adecuadas, que sean de gran bienestar para nuestro ser y sobre todo nuestro entorno, pues muchas veces no medimos nuestras palabras y hablamos mas de las cuenta, ignorando las consecuencias y el gran impacto que causamos, y a pesar que la lengua es un miembro muy pequeño, se jacta de grandes cosas, hasta el punto de gobernar al ser humano, al cometer errores para luego arrepentirse de la misma, pero ya es demasiado tarde, por más que queramos no podemos recoger las palabras que expresamos en un momento de ira; SOMOS DUEÑO DE LO QUE CALLAMOS Y ESCLAVO DE LO QUE DECIMOS. La escritura declara: “Porque todos ofendemos muchas veces, si alguno no ofende en palabra, ÉSTE VARÓN PERFECTO, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Así también la lengua es un miembro pequeño que se jacta de grandes cosas. La lengua es un fuego, un mundo de maldad, está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el mal" (Santiago 3:2, 5,6). He allí la importancia de refrenar nuestra lengua, al hablar poco, recordemos que en el mucho hablar no falta pecado, aprovechemos el tiempo para hablar cosas que sean provechosas, y no hacer nuestra lengua participe de lo maligno y del ocio. Por ende Iehoshúa afirmaba que de toda palabra ociosa que pronuncien, de ella tendrán que dar cuenta en el día del juicio (Mateo 12:36).
Para nadie es un secreto que siempre nos encontramos con personas que de una u otra manera su forma de expresarse con su boca, no es la más indicada, simplemente palabras corrompidas que no causan edificación a los oyentes, sin embargo como se deleitan al escucharlo y hasta gozan por las groserías que emite, al parecer es la forma de ellos disfrutar de la vida, pero no se están dando cuenta que son palabras necias que no convienen dentro de la voluntad divina, “por tanto los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes, la boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su alma, no emitan obscenidades, ni groserías, que no son apropiadas, más bien hágalo conforme a la palabra divina que si causa un impacto en su vida para bien, transformando su ser" (proverbios 18:6-7; efesios 5:4). Ninguna palabra dañina salga de vuestra boca, sino la que sea para le necesaria edificación (Efesios 4:26), bien dijo El Mesías: “lo que sale de tu boca es lo que contamina al hombre” (Mateo 15:11).
Es lamentable todo ello por la forma en la cual se expresan muchos, y no es más que lo que está en su corazón, eso es lo que brota (Lucas 6:45).
Entregue su corazón al Dios único para que El lo limpie, y pueda usted hablar palabras edificantes y bendición, porque: EL QUE QUIERE AMAR LA VIDA Y VER DÍAS BUENOS, REFRENE SU LENGUA DE MAL, Y SU LABIOS NO HABLEN ENGAÑO; APÁRTESE DEL MAL, Y HAGA EL BIEN; BUSQUE LA PAZ Y SÍGALA (1° Pedro 3:10).