Orar y bendecir a las Autoridades

Por: Jonathan Colina

Shalom, es muy común quejarnos de nuestras autoridades políticas, sea por lo que hacen o dejan de hacer mientras ejercen los mandatos que el pueblo les confiere a través del voto. 

El gran problema que se presenta de hoy día, es que la mayoría de personas tratan de arremeter en contra sus mandatarios, al no estar de acuerdo con sus decisiones. Lo cual, para ellos lo más fácil es maldecirlos, injuriarlo y menospreciarlos. La gran interrogante es, ¿estamos llamados a eso?; ¿que bienestar tendrá todo el tiempo hablar en contra de ellos?, viviendo en todo momento en ira y contienda. 

Entonces, ¿cómo puede vivir bien ese tipo de personas, cuando apenas lo que están esperando es ver los errores del mandatario para maldecirlos sin medida? 

No se puede negar, que muchas veces viendo sus acciones o actitudes pudieran dar motivos para ello, pero no es nuestro deber. En tal caso nuestro deber seria orar al Eterno para que se encargue de ese líder o autoridad y de esta manera que sea su voluntad imperando. La escritura declara: “no maldecirás al príncipe de tu pueblo” (Éxodo 22:28; Hechos 23:5). 

Hoy día es una realidad ver el odio que les tienen a sus mandatarios, y el mayor de los casos a los presidentes que son las autoridades mayores, pese a ello viven con ese veneno por dentro, hasta el punto de desearle la muerte. Nosotros no estamos llamado a eso, si el Eterno así lo quiere, puede quitar el aliento de vida a esa autoridad, pero por algo ha permitido que permanezca ahí en ese puesto de liderazgo, aunado a ello porque es El quien quita y pone reyes (Daniel 2:21). 

Mientras eso no sucede, nuestro deber es tomar en cuenta cuando Pablo dice que oremos y supliquemos por todos los que están en eminencia (autoridades) a fin que podamos vivir quietos y tranquilos con toda piedad y dignidad (1° Timoteo 2:1-2, Romanos 13:1).

Como buenos seres humanos, es nuestro deber elevar oración al Eterno por los que rigen el bienestar del estado o país, para que los ilumine, ayude, oriente, concediéndoles siempre amor y generosidad, tornándolos atento a su voluntad a fin de que sean instrumentos de justicia, libertad y verdaderos sembradores del bien. 

Me llama la atención que muchos creyentes también se suman a este error, cayendo en la misma situación de las criaturas. Entonces ¿cuál es la diferencia? Si en verdad dices ser creyente, debes actuar como aquel a quien crees y dice la escritura que el Señor es amor y que hace salir el sol tanto para justo como para injustos. Basado en ello,¿por qué con tus labios bendices al Señor y al mismo tiempo maldices a los hombres hechos a imagen y semejanza de Él? es claro que de una misma fuente no pueden brotar dos aguas (maldición y bendición) Santiago 3:8-10. 

El llamado es a orar por todas las autoridades y bendecirlos, pidiendo al Señor que coloque personas idóneas a su alrededor, temerosas de Él, y así derrame sabiduría sobre ellos para guiar en gran manera, atentos y compasivos tomando decisiones importantes dentro de los principios bíblicos, con deseo de servir y defender las causas justas a través de una conducta siempre fiel. 

Y si en tal caso ese líder o autoridad esta incurriendo en cosas que atentan contra el Eterno, el mismo Eterno se encargara de El, así como lo hizo con faraón, con Nabucodonosor, o con cualquier otra autoridad que vemos a lo largo y ancho de la escritura. Lo que si es cierto, es que nadie se puede burlar del Eterno y cosa horrenda es caer en su justicia celestial. 

Bendigamos a nuestros gobernantes para que estén protegidos y amparados, siendo siempre guiados por la luz de Adonai, para que sea satisfactorio y beneficioso en el futuro de nuestra nación.

Recuerda, con la bendición de los justos la ciudad prospera, pero la boca de los incrédulos la arruina. (Proverbios 11:11). Lehitraot! @jonathanor7