Por: Jonathan Colina
Shalom, esta expresión evangelio es muy comúnmente usada entre las personas, creyentes o no creyentes, ¿pero qué hay detrás de la misma?, ¿cuál es el propósito de ella?, ¿para qué fue creado?, y si en verdad se cumple en nuestras vidas o simplemente es la manera de expresarlo.
Adonaí en un principio, tuvo como propósito el establecimiento de su reino, en base a la soberanía y toda su voluntad impartida en nuestras vidas, por ende establece a los primeros adámicos a sojuzgad, sujetar y administrar todos los bienes como resultado de su sistema de reino (Génesis 1:28), donde también existía una relación íntimamente paternal; para ello recibieron una serie de ordenanzas y mandamientos, pero lamentablemente prestaron su oído a la adversidad y así darle lugar al sistema contrario, ese anti diseño pagano religioso, pues transgredieron, violaron las directrices de nuestro Padre.
Ciertamente esa falla le costó el reino a los primeros adámicos, hasta el punto que el padre celestial lo aparto de la bendición para quedar destituidos de su gloria, como resultado de su desobediencia (Romanos 3:23).
Entonces solo fue una acción que trajo como resultado una seria de perdidas, el asunto es que muchas personas desconocen la perdida y por ende no tienen clara la búsqueda, he allí cuando vemos tantas personas en religiones cuando el Eterno no creo la misma, pero eso fue el resultado de la alta traición de Adam que permitió introducir toda una plataforma religiosa hasta hoy día que tiene adormecido al creyente.
Sin embargo, muchos creyentes han concebido este plan de redención de una manera trivial, como un asunto de “buenas nuevas”, cuando la misma es más que eso, es todo un plan o diseño perfecto creado por el Padre celestial para recuperar la condición que teníamos en Adam, quizás usted se pregunte ¿cuál es esa condición?, no precisamente es ser cristiano, parte de una religión y asistir a una iglesia para asumir un legado doctrinal, que no proviene del Eterno, es caminar en la dimensión de la restauración prometida a sus hijos, y por la que el Mesías está siendo retenido en los cielos (Hechos 3:21).
Esta restauración es conocer cuál es nuestra verdadera identidad, sabiendo así que el padre nos ha dado potestad de ser sus hijos(Juan 1:12), depende de nosotros vivir como tal, pues nuestros hechos deben dar testimonio que somos sus hijos, pero lamentablemente muchos creyentes se han preocupado mas por llamarse cristiano y aceptar todo un cuerpo de leyes denominacionales, tratando de estudiar a un Dios y no teniendo una relación con un padre, por eso hemos vivido en medio de una orfandad, no sabiendo quienes somos por la ignorancia que existe a lo largo del tiempo.
El Eterno nos ha concedido ser ciudadanos de su pueblo Israel, pero el antisemitismo es tan fuerte que ha menospreciado el Rol de Israel como instrumento de redención, pero es evidente que nuestra identidad proviene del Padre, nos ha hecho parte de los santos y miembros de su familia (Efesios 2:12; 3:6).
Por lo tanto, si decimos ser del Mesías ciertamente somos linaje de Abraham, pues hemos sido injertado al olivo natural (Israel), para disfrutar de la rica savia del olivo (Torah- instrucción, Gálatas 3:29; Romanos 11:17), todo esto es como resultado de la palabra o decreto real dado a avraham “en ti serán benditas (injertadas) todas las familia de la tierra”.
Por ende, debemos comprender nuestro rol en este tiempo profético y redentivo que nos ha tocado vivir, de esta manera caminar en una dimensión sobrenatural por la vivencia en medio nuestro de la soberanía de Adonai.
Debemos tener claro que somos embajadores de un reino y no miembros de una iglesia, somos una luz que resplandece en el camino de tinieblas y sal como elemento de cooperación para impartir los principios del Padre y puedan preservar sus vidas. Por lo tanto debemos recuperar el reino que se perdió en Adam, la autoridad para sojuzgar la tierra y la relación intima con nuestro padre, pues hemos caído en un vacio, teniendo la conciencia adormecida, por eso se ha vivido de manera religiosa asumiendo un legado satánico a través de diversas culturas extrañas.
Por otro lado, no hemos asumido en su dimensión nuestra autoridad, por eso vemos casos dolorosos en medio de los creyentes y prácticas contrarias a la escritura, todo como resultado de desconocer la autoridad de someter, conquistar y sujetar.
Sin duda alguna, fue una gran pérdida en Adam, por eso el padre estableció de antemano el plan de redención, para restaurar (identidad, lo que somos, nuestra posición) y restituir (herencia-legado, lo que tenemos, nuestra posesión como hijos).
Cabe destacar, que Adam fue alma viviente pero el Mesías prometido espíritu vivificante (1 Corintios 15:45), y en mejor condición para justificarnos delante del Padre celestial y comenzar una relación paternal, comenzar a experimentar restauración y restitución de todo, porque no tardará en manifestarse el Mesías como Rey a establecer su reino en Israel. @jonathanor7
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