Por: Jonathan Colina
Shalom, cuando evaluamos el problema del medio oriente y el conflicto que existe entre ellos siempre surgen comentarios en contra de Israel como resultado del antisemitismo que se ha aceptado por tanto tiempo y que de alguna manera todos desean la destrucción del pueblo escogido, no comprendiendo que mas allá de una enemistad geopolítica existe un propósito profético que descansa en el creador y Padre de todo Israel.
Todo ello es la trampa que el maligno ha proporcionado para que el ser humano y sobretodo el creyente camine en maldición, pues la misma escritura en relación a Israel dice: “Bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldijeren” (Génesis 12:3), por eso el arma que ha utilizado el maligno se llama antisemitismo (odio desmedido a Israel) porque sabe que mientras exista ese odio las personas no podrán ser prosperadas ni muchos menos le podrá brillar la luz del Padre. Recordemos que maldecir a Israel no es simplemente decir "maldito", si no tener un concepto menor de Israel, menospreciarlo, desacreditarlo, injuriarlo, tenerlo en poco, ridiculizarlo; cuando tenemos dicha actitud en contra de Israel, estamos demostrando el desacuerdo con la voluntad del Eterno que fue quien lo escogió para ser pueblo suyo entre todas las naciones, no por ser el mejor sino que era el más insignificante (Deuteronomio 7:7-9), pues la grandeza de Israel no está en el pueblo, sino en el Padre que lo guarda y que nunca se adormece (Salmos 121:4-5).
Evidentemente la guerra, el odio y la destrucción de Israel siempre ha estado planeada por sus enemigos y aunque muchos han sido destruidos por tantos imperios todavía prevalecen porque tienen al Padre de los ejércitos que está por encima de todo ejercito de hombres. Tanto los imperios Nazis, Romano, Babilonio, Asirio y griego se han desvanecido, así también personalidades como Antíoco Epifanes quien le vino una enfermedad; una plaga incurable que acabo contra su vida; el mismo Martin Lutero quien de manera inesperada sufrió dolores en el pecho y allí murió, del mismo modo Adolf Hitller quien atentó contra su vida suicidándose. Así también hay muchos que siendo enemigos de Israel y anhelando su destrucción son más bien destruidos por el Eterno (Jeremías 30:11; 46:28) y su final es miserable.
Razón tenía el padre de la literatura americana que en relación a los judíos escribió lo siguiente: “Si las estadísticas son correctas, los judíos constituyen el uno por ciento de la raza humana. Es como una nebulosa partícula de polvo dentro del polvo estelar perdido en la grandeza de la Vía Láctea. Realmente no debería escucharse casi nada acerca del judío, sin embargo, se oye acerca de él, y siempre se ha oído. Es tan prominente en el planeta como cualquier otra persona, y su importancia comercial está extremadamente fuera de proporción dado su pequeñísimo tamaño. Sus contribuciones a la lista de grandes nombres en el mundo en literatura, ciencia, arte, música, finanzas, medicina, aprendizaje tenaz, etc. Están también fuera de proporción por la mínima cantidad de sus miembros. Ha peleado de una manera excepcional en el mundo, en todas las épocas; y lo ha hecho siempre con las manos atadas. Podría ser infructuoso y tener una buena excusa para serlo. Los imperios Egipcios, Babilonios y Persas, crecieron, llenaron el planeta con sonido y esplendor, y después desaparecieron como parte de un sueño. Después aparecieron los Griegos y los Romanos e hicieron mucho ruido pero también desaparecieron. Otros pueblos, asimismo, han crecido y mantenido su antorcha prendida por algún tiempo, pero finalmente se les apagó y ahora viven en la oscuridad o ya no existen. El Judío estuvo ahí, observó todo y les ganó a todos, pues ahora es lo que siempre fue, no ha mostrado decadencia ni pérdidas por los años, ni se han debilitado sus partes, tampoco han disminuido sus energías; se han mantenido alertas y su mente agresiva no se ha adormecido. Todo es mortal excepto el Judío; todas las demás fuerzas pasan, pero él se mantiene” (Mark Twain).
Es imposible comprender que muchos escritores tengan más revelación que aquellos que dicen llamarse cristianos y que aun ven a Israel como desechado cuando el mismo Pablo dice que ninguna manera porque si el Padre lo fuera hecho el también hubiera sido desechado (Romanos 11:1).
Lamentablemente muchos siguen cegados por el maligno, ignorando que el rey justo es quién protege a su pueblo porque es la niña de sus ojos (Zacarías 2:8), porque es donde viene su simiente bendito (El Mesías), porque es su especial tesoro y donde habitara su gloria.
Solo los que oran por la paz de Israel y que aman a ese pueblo escogido serán prosperados (Salmos 122:6), los que lo maldicen y quieren destruirlo tarde o temprano llegara su ruina, enfermedad, miseria y muerte.
¡EL PADRE GUARDA A LA NIÑA DE SUS OJOS! @Jonathanor7