Parasha Metzorá(Leproso)
Parashá 5 del Sefer Vaikra (Levítico)
Parashá 28 de la Torah
Por Moréh Jonathan Colina
Torah: Levítico 14:1-15:33
Haftara: 2 Reyes 7:3-20
Ketuvim: Mateo 9:20-26
Esta semana estaremos estudiando la Parasha Metzorá, el cual
traduce literalmente como leproso o realmente quien posee Tzaraát, siendo esta
enfermedad (el cual se manifestaba como hinchazón, erupción o mancha blanca) más
que una afección médica, era un problema espiritual.
El Talmud ( Arakhin 16a ) enumera siete razones por las
cuales uno podría estar afectado por la enfermedad: chismes , asesinatos, perjurio,
relaciones sexuales prohibidas, arrogancia, robo y envidia.
Sin embargo la mayoría coinciden que el problema principal
radica en Lashom Hará(Lengua maligna) y de hecho la misma expresión metzorá
está compuesta de motzi que significa sacar y ra que significa mal, de allí
también tiene relación con la expresión Motzi Shem ra que es hablar mal de
alguien, difamar o calumniar a una persona.
En la escritura vemos varios casos de personas que
incurrieron en este error y vemos la consecuencia reflejada en Tzaraát. Uno de
los casos es cuando el mismo Moisés fue enviado por el Eterno para sacar al
pueblo pero al respondió que el pueblo no le creería y el Eterno le hizo experimentar por un
momento su mano leprosa como la nieve (Éxodo 4:1-7).
Esto nos enseña que no solo Moisés se precipitó a los acontecimientos,
sacando conclusiones de la incredulidad del pueblo, sino también que el mismo no
estaba seguro de lo que el Eterno le estaba diciendo ni de la señales que le
estaba dando.
Otro caso que vemos en la escritura es el de Miriam cuando
hablo en contra de su hermano Moisés por tomar mujer cusita y esto trajo como
consecuencia que su vida fuese afectada por Tzaraát y obviamente tuvieron que sacarla del
campamento por siete días, el cual durante ese tiempo el pueblo no avanzó. A
pesar que Moisés quiso abogar por ella delante del Eterno, Él no lo acepto e
hizo pagar a Miriam las consecuencias de sus acciones (Números 12:1-16)
De aquí aprendemos que el Eterno toma muy en serio el hecho
de cuando alguien atenta contra su autoridad, porque sea lo que sea, siempre la
autoridad va a recibir el respaldo celestial aunque en momentos no esté en lo
correcto.
Otro caso que vemos en la escritura es del rey Azarías,
quien dejo que su corazón se enalteciera a causa de su poder y lleno de
arrogancia quiso hacer las cosas a su manera, pero al recibir una prohibición
se llenó de ira e hizo que le brotara Tzaraat en su frente y esa condición fue
hasta el día de su muerte (2 Crónicas 26:19-21).
Cuando alguien tiene orgullo espiritual cree que se las sabe
todas y mucha gente con poder tiene la costumbre de pisotear a los demás. En
las cosas del Eterno debe existir un orden y la humildad para recibir
todo. Iehoshúa enseño que quien se hace
pequeño (humilde) entre nosotros, ese es el más grande (Lucas 9:48).
Lo triste de todo esto es que tanto la arrogancia como el
orgullo hacen que la persona difame a los demás, porque siempre la vera por
debajo, dicha actitud es causante de muerte como a este sacerdote.
Con relación a la enfermedad de Tzaraát se enseña que
primero aparecía en las paredes de la casa del culpable. Si se arrepentía, sólo
debía quitar algunas piedras. Si no lo hacía, la casa era demolida.
Luego aparecía en sus ropas. Si se arrepentía, bastaba con
lavarlas. Si no se arrepentía, las ropas eran quemadas.
Por último era el cuerpo. Si se arrepentía, se purificaba.
Si no lo hacía, debía y ser aislado del campamento para morar solo.
Esto nos enseña que siempre el Eterno da la posibilidad de
arrepentirse y evitar el castigo, obviamente debe ser un arrepentimiento
sincero, al punto que aborrezca incurrir en la misma falta.
La escritura nos muestra que para que una persona fuese
purificado debía presentar dos aves, madera de cedro, lana carmesí e hisopo
(Levíticos 14:4).
Dos aves vivas que tenían la particularidad de hacer mucho
ruido porque la aflicción de tzaraat fue causada por un discurso malicioso de
hablar mal, de hacer mucho ruido. La madera
de cedro que siendo el árbol más alto representa el orgullo y soberbia. La lana
carmesí que representa la falta, el pecado de hablar mal y el hisopo que
representa la humildad.
Vemos que un ave muere y otra ave quedaba viva y libre,
representando el perdón de la falta, pero también la libertad de esa opresión espiritual
vista hoy como enfermedad.
Todo este problema es causado por dejar que nuestra lengua
sea la que contamine a otros, pero también nuestros cuerpos. Con nuestra lengua
no solamente destruimos nuestras vidas, sino también se verá afectada nuestra
casa.
Del mismo modo se verá afectada nuestra vestimenta y siendo que esta
representa honor e identidad, nuestra actitud va a definir lo que somos y eso
nos dará un concepto frente a otros. Ya nadie creerá en ti ni confiara en ti.
Mucha de las cosas que nos suceden y que vivimos son
consecuencias de las cosas que activamos en el plano espiritual haciendo mal
uso de nuestra lengua. Dice el salmista que si queremos vivir tener días de
propósitos debemos apartar nuestra lengua del mal y nuestros labios de hablar
engaño (Salmos 34:12-13). Quiere decir que si no tenemos días de propósitos y
significativos de debe al mal uso que le estamos dando a nuestra lengua, en
lugar de bendecir maldecimos, en lugar de edificar, destruimos.
Debemos tener
presente que tanto la vida como la muerte, la bendición y la maldición están en
el poder de la lengua y dependiendo lo que sembremos, debemos estar consciente
que vamos a comer de esos frutos (Proverbios 21:23).
Debemos cuidarnos de relatar información derogatoria sobre
otra persona, de declarar palabras que provoquen pleitos entre otros, la misma
escritura dice que no debemos andar chismeando entre nuestro pueblo (Levíticos
19:16).
Debemos cuidarnos de calumniar a otras personas o decir cosas sobre
alguien que le provoque angustia emocional, dice la misma escritura que si
alguno no ofende en palabras este es varón perfecto (Santiago 3:2).
Así pues, la lengua a pesar de ser un miembro tan pequeño se
jacta de grandes cosas, no solamente destruye a otros, sino también destruye tu
vida. Lo mejor que debemos hacer por nuestro bien y el de nuestra familia es
guardar nuestra boca, porque aun el necio es considerado sabio cuando calla. No
olvidemos que el que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias
(Proverbios 21:23).
Shabat Shalom @Jonathanor7
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