Parashá Vaierá(Y apareció)
Parashá 04 del Sefer Bereshit (Génesis)
Parashá 04 de la Torah
Por Moréh Jonathan Colina
«El alimento del cielo que nutre nuestro Neshamá»
Torah: Génesis 18:1-22:24
Haftara: 2 Reyes 4:1-23
Ketuvim: Santiago 2:14-24
Esta semana estaremos estudiando la Parashá Vaierá, el cual traduce como: “y apareció”. Esta porción tan enriquecedora comienza de la siguiente manera:
Génesis 18:1-8 Después le apareció Adonai en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron.
Lo primero que vemos aquí es que Adonai se la apareció en el encinar de Mamre y Mamre era uno de los tres aliados de Avraham cuando lucharon contra los cuatro reyes de la tierra. Los otros dos eran Aner y Escol (Génesis 14:24), el cual nos enseña el Midrash que a estas tres personas fue que Avraham les pidió el consejo sobre la circuncisión.
Aner le dijo que la circuncisión lo debilitaría y lo volvería vulnerable al ataque de los parientes de los cuatro reyes a los que recientemente había vencido.
Escol enfatizó que la operación misma, pudiera generarle mucha pérdida de sangre y eso presentaba un riesgo de vida para él.
Sin embargo, Mamre le dijo a Avraham que habiendo experimentado tantas victorias, incluyendo la milagrosa victoria sobre los cuatro poderosos reyes, él debía confiar en Hashem y seguir su orden. Por este consejo, Mamre fue recompensado por Elohim apareciéndose a Avraham en su propiedad: “en las planicies (encinar) de Mamre”.
De aquí también vemos que todo consejo en función del desarrollo espiritual y que aporta en la obediencia de cada persona, siempre será recompensado por los cielos.
Por el contrario, todo consejo que sirva para apartar a las personas del camino espiritual, también tiene una recompensa nefasta.
Otra de las cosas que es importante resaltar, que según los comentaristas, este día en el cual Avraham estaba sentado en su tienda al pleno calor del día, ya era el tercer día luego de haberse hecho la circuncisión y no solo eso, sino que era el día de mayor dolor.
Por lo tanto, las condiciones que está experimentando Avraham, para nada son fáciles, recién recuperándose de una circuncisión, atravesando un dolor, sentado en su casa en pleno calor. Y en ese momento, se le aparece el Eterno y lo visita.
De aquí aprendemos que el Eterno es experto en aparecer en los momentos más difíciles de nuestra vida.
Aunque hay situaciones y dolores que quizás experimentamos y pudiéramos decir que el Eterno no está con nosotros, pero es falso, el Eterno siempre está con nosotros, solo que el dolor que estamos atravesando en cierto momento es necesario y quizás estamos tan hundidos en la situación que no vemos la mano gloriosa de nuestro ayudador.
El dolor suele ser tan abrumador, que no discernimos las visitas de aquel que nos fortalece y que tiene sus ojos puestos en nosotros.
Por el contrario, Avraham supo que quien había llegado no era cualquier persona, sino aquel todopoderoso que le daría solución a su condición.
Y con esa aparición, las visitas de tres enviados del Eterno. El cual Avraham también supo que no eran cualquier persona, eran unos emisarios del Eterno, por eso inmediatamente que los vio salió corriendo a recibirlos y se postro delante de ellos.
No solo eso, sino que de forma rápida y con prisa les ofreció agua y un gran banquete (exquisita comida), para luego terminar compartiendo con ellos.
Ahora bien, ¿dónde quedo el dolor de Avraham?. Si lo vemos de manera esforzada y diligente en hacer las cosas.
Simplemente el aplicó lo que los rabinos enseñan, que de acuerdo al esfuerzo es la recompensa. Si bien Avraham sufrió intensamente por su circuncisión, trascendió ese dolor para poder cumplir con el mandamiento de la Hospitalidad el cual se conoce en hebreo como Hajnasat orjim (Recibir invitados) y sintió una gran alegría al hacerlo. Aprendemos que, cuanto mayor es el esfuerzo y la mesirut néfesh (el sacrificio personal) que requiere la mitzvá (mandamiento), más grande es la satisfacción que se siente al hacerla.
Y esto es lo que aprendemos de nuestro patriarca, que cuando se trata de servir al Eterno, debemos olvidar nuestras angustias, nuestros desánimos, nuestras tristezas, nuestras preocupaciones y nuestros dolores.
Si no la olvidamos, sino que seguimos sumergidos en cualquiera de esas situaciones, estamos diciendo que eso es más importante que el servicio al Eterno.
Por eso, en este camino se trata de trascender más allá de lo que sentimos, para cumplir los requerimientos de aquel que nos llamó.
Y eso también lo aprendemos de nuestro Rabí Iehoshúa, que aun yendo como oveja al matadero no abrió su boca y por los padecimientos vividos aprendió la obediencia. El no coloco su mirada en el dolor presente, sino en el gozo postrero y aunque le estaba doliendo, simplemente dijo: “que se haga tu voluntad y no la mía”.
Tanto Iehoshúa como Avraham nos enseñan a poder sacrificar nuestras vidas en función del servicio al Eterno.
Por eso, debemos estudiar Torah a pesar del cansancio, orar a pesar que no tengamos ganas, servir a pesar del desánimo, ir a la Kehila para congregarnos aunque nos quede lejos, dar actos de justicia a pesar de estar carentes de dinero y otras cosas más que son necesarias y que requieren esfuerzo.
Por eso, cuando usted no quiera servir, estudiar, orar, congregarse, dar o hacer cualquier otra cosa que requiera esfuerzo, *ESE ES EL MEJOR MOMENTO PARA HACERLO*, eso impactara su alma, su ser, sus sentidos y causara un rompimiento de algo que lo mantenía atado. Y con ello también crecemos y nos desarrollamos espiritualmente.
Es momento de salir de la situación crítica en la cual nos encontramos, para trascender y brillar. No debemos preocuparnos por las cosas que suceden alrededor, nuestra mayor preocupación debe ser por las cosas que nos suceden en nuestro interior y conectarnos con nuestro Padre que nos ama.
A la final el dolor es temporal, pero el Creador es Eterno y hacia él debe estar direccionada nuestra vida y servicio.
Por lo tanto, no te preocupes por el dolor, preocúpate por el servicio al Creador, porque siempre en tu peor dolor aparece el Creador.
Shabat Shalom
SHALOM BENDICIONES MOREH, GRACIAS POR LA ENSEÑANZA
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