viernes, 15 de abril de 2016

¿Maldita ley o maldición de la ley?





Moréh Jonathan Colina

Shalom, a lo largo de la historia se han establecidos conceptos o creencias dentro del mundo religioso que si bien es cierto siempre ha sido fluctuante y variante con respectos a las enseñanzas del Mesías y posteriormente la impartición de pablo a las distintas comunidades, así como también son opuestas a las palabras de los profetas, salmistas y enviados del Eterno.

Esto ha traído un vacío generacional dentro de las distintas denominaciones religiosas, asumiendo así ciertos conceptos fijados en concilios perversos y no las instrucciones celestiales reveladas a través de sus escogidos. 

Los conceptos dispensacionalistas han privado al creyente de conocer realmente la verdad revelada para sumergirlo en filosofías huecas que carecen de propósito y perfección; por esto siempre se asume que “ya no estamos bajo la ley si no bajo la gracia”, como si alguna vez hubieran vivido bajo la ley. 

Sin embargo, cuando se trata de enseñar la palabra de verdad y con objetividad siempre sale a reducir que el Mesías nos redimió de la maldición de la ley, como si la ley fuera maldita y Él tiene que sacrificarse para erradicarla.

Sin embargo, la escritura dice algo diferente:
Mateo 5:17  No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir
Basado en el texto anterior dice que no vino a abrogarla, sino a cumplirla (darle correcta interpretación) y que no podemos ni siquiera pensar que vino a eliminarla y hoy día no solo lo piensan, sino que también lo enseñan que es peor.

La creencia en el mundo religioso es vivir alejado de la ley que nos aporta herramienta en nuestra vida al punto que nos convierte el alma.
Salmos 19:7:  La ley de Adonai es perfecta, que convierte el alma;  El testimonio de Adonai es fiel, que hace sabio al sencillo. 
Si es perfecta, entonces brinda perfeccionamiento a todos aquellos que lo asumen como estilo de vida y obedecen. Por el contrario, al cerrar nuestros oidos a ellas entonces haremos que el Eterno cierre los oidos a nuestra oracion.

Proverbios 28:9:  El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable.  
Por otro lado, cuando evaluamos la escritura hay una cita que sale mucho a relucir y es  Gálatas 3:13:
El Mesías nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 
Esta es una cita que se utiliza para justificar una postura religiosa y no bíblica.

Aquí vemos claramente que el Mesías nos redimió de la maldición de la ley, pero es importante preguntarnos ¿a qué maldiciones se refieren?, así como también comprender que no dice de la maldita ley, sino más bien de las maldiciones que están establecidas en la ley (Deuteronomio 28:15-68). 

El problema de los creyentes también ha sido el de no interpretar las escrituras correctamente y no entender su lenguaje tanto el original como también el español.

Evidentemente no es igual decir “maldición de la ley” a decir “maldita ley”, son cosas totalmente distintas, pero muchos confunden, y pareciera un poco extraño ya que si la ley fuera maldita ¿porque el mismo Padre habría de hacer un pacto con casa de Israel y casa de Judá para colocarle la ley en sus mentes y escribírselas en su corazón? (Hebreos 8:10), cuando esta es una maldición y que supuestamente el Mesías ya nos redimió.

Entonces el Mesías y su Padre parecen no estar de acuerdos, por un lado el Mesías nos redime de la maldición de la ley y por otro el Padre tratando con su pueblo para colocarle su ley en su ser. Es totalmente contradictorio, pero así son todas las doctrinas de la cristiandad; torcidas y sin propósito. 

Por esto es importante exponer la verdad del Eterno y no seguir engañados por los conceptos tradicionales, y sobre todo la importancia de reconocer que la Torah (mal traducida ley) es un manual de instrucción perfecto que todo hijo del Eterno debe obedecer para no vivir en maldición, sabiendo que el Mesías por medio de su sacrificio nos impartió esa justicia celestial para erradicar nuestros delitos y fallas y hacernos aceptos delante del Padre para vivir una vida de acuerdo a su instrucciones y de esta manera recibir las bendiciones (Deuteronomio 28:1). 

El Eterno nos declara justos a través de la sangre del Mesías y esto nos permite comenzar a transitar un camino de obediencia porque antes estábamos muertos y en maldición, pero gracias a este sacrificio fuimos redimidos de la misma y nuestro deber es permanecer en obediencia a la ley para así santificarnos, ya que sin santidad nadie vera al Señor (Hebreos 12:14), por consiguiente, el único instrumento de santificación es la ley o la palabra (Juan 17:17).

Debemos tener claro que la ley no es una maldición como algunos enseñan, pero la violación a la misma es caer en maldición, por eso vemos el mundo religioso no operando en las bendiciones del altísimo como resultado de la desobediencia a la ley.

La escritura misma expresa que maldito es todo aquel que desconozca y no confirme las palabras de la ley para obedecerlas (Deuteronomio 27:26, Juan 7:49).

El Mesías no se llevó la ley en el madero, sino que murió para redimirnos de las maldiciones que se activan en todos aquellos que desobedecen la ley; ley que el mismo Pablo dijo que era santa y los mandamientos justo, santo y bueno (Romanos 7:12). @jonathanor7

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