sábado, 4 de septiembre de 2010

La muerte llega sin invitaciòn para sorprender



Por: Jonathan Colina
Shalom, quizás con el título de este pequeño escrito ya te hayas asustado, porque cuando se habla de esta expresión siempre a las personas les da un pánico, un temor rotundo, pero ¿por qué sucede esta acción? Simplemente por el hecho de querer seguir viviendo, al parecer desea otra oportunidad para desenvolverse y hacer las cosas “mejores” en su vida, pues se da cuenta que está viviendo una vida corrompida, ajena y de espalda a aquel que le dio la vida; por ello “hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos, pues mejor es perro vivo, que león muerto” (Eclesiastés 9:4). Otros por el contrario les dan igual la muerte, simplemente actúan de manera extrañas guiados por su naturaleza carnal y por la dureza que hay en su corazón al dejar a un lado a Dios y abrazar la maldad, ignorando los principios divinos, pero exclamando a gran voz “hay que disfrutar de la vida, porque igual nos vamos a morir”… 

Lo triste de todo esto es que el ser humano está actuando de acuerdo a sus deseos, placeres, cumpliendo con sus propósitos personales que muchas veces carecen de sentido y valor, envueltos en tanta negligencia y miseria, y otros más osados declaran algo tan trivial “yo disfruto de la vida y luego busco de Dios”, pues ignoran por completo que los días son malos, porque la muerte los puede sorprender. En esta vida debemos aprender a vivir, y no simplemente existir, movido por la tradición y las corrientes del sistema satánico que los destruye; basado en el velo recibido y de esta manera impedirle ver la luz de Dios; por ende conociendo este tiempo de redención es momento de pasar la noche y vivir como de día, desechando las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz (Romanos 13:12). Es triste como en este mundo convulsionado las personas mueren como resultado de malas decisiones y pues casi siempre hay un "SI HUBIERA" de por medio; es lamentable cuando nunca pudo cumplir su propósito divino, PERO LA MUERTE LLEGA SIN AVISAR, CUANDO NUNCA LA INVITASTE. Solo en esta vida sabemos la fecha de nuestro nacimiento, pero no el día de nuestra muerte, pues estamos y no estamos, así que aprovechemos los días en la presencia divina, morando bajo su voluntad, porque los mismos son malos cuando estamos fuera del abrigo del altísimo, “más bien mirad con diligencia como os comportáis, no como necios, sino como sabios; haciendo buen uso del tiempo porque los días son malos” (Efesios 5:16). 
Ciertamente los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben porque su memoria es puesta en el olvido; solamente debemos temer al Eterno y guardar sus mandamientos, porque eso es el TODO del hombre; porque el Eterno traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala (Eclesiastés 12:13-14). ¡El Eterno se acuerde de todos aquellos que han muerto cuando establezca su Reino!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario